"Carnalia: libro de horas del cuerpo, ciudadela del placer donde las palabras en continuo naufragio cabalgan el relieve del cuerpo del poema..."


Esta noche inauguramos el ciclo Miércoles de Bohemia con la presentación del libro Carnalia, de Domingo F, Failde, ganador del premio Cálamo de poesía erótica 2008.
Debo y deseo comenzar la presentación con unas palabras con las que concluyó Domingo el exordio que precedió a la lectura de Carnalia en el Centro Cultural La Arena, de Guijón: Quiero, pues, escandalizarles, sentenció Domingo, el día de la entrega del premio, porque, si no, ¿a qué han venido? Quiero, pues, incitarles a romper las barreras del pensamiento y disparar el libre albedrío que conduce a la acción. Porque eso es Carnalia, este modesto libro que pongo en sus manos. La ironía, el cinismo, el vértigo hedonista, las mil trapacerías de la voz lírica, no ocultan sin embargo que en el fondo más hondo de lo humano siempre alienta el amor.
Con esta noble intención de escandalizar conmoviendo, después de conocer nuestra lectura personal, Domingo invitó a cada uno de los amigos aquí presentes, a compartir una semblanza del libro y del autor, a nosotros, lectores dominados por una renuncia que no fuera la de descubrir lugares propicios donde levantar el altar oportuno a los ejercicios rigurosos del arte amatorio. Henos aquí, querido amigo, reunidos y celebrando vuestra obra, que es la prolongación de un libro de horas:

Carnalia

Geografía carnal de la palabra y abismo lúcido del placer: ritual y lugar donde los cuerpos entrelazados ofrendan los más rigurosos ejercicios de comunión. El desnudo y el esqueleto del fonema, el abrazo y la teología del orgasmo: lugar de sombra donde el pubis es sitiado por la luz de la metáfora. Domingo F. Faílde, lector del vértice amado, escribano que traduce la gramática carnal del ángel o demonio en el éxtasis sin fe. Carnalia: libro de horas del cuerpo, ciudadela del placer donde las palabras en continuo naufragio cabalgan el más exigente relieve del cuerpo del poema. Donde el gozo de leer en el cadáver amado origina la celebre caída de la escritura en el pozo de tinta donde los dedos encantados por la humedad del pubis deletrean como aurúspice la proclama del deseo invicto en el arte amatorio. Carnalia, cuerpo devorado, que devora al poeta y al lector consumido por el verso fecundo de lujuria. Domingo y lunes y martes, diosa de la guerra y dioses de la cópula. Miércoles de Bohemia, Júpiter, viernes y Saturno, días y nombres divinos, proclives al festín del cuerpo, que reclama el abecedario desnudo de Carnalia, que cuelga indiscreto en las prendas que orean en las cuerdas del patio las palabras que celebran el cuerpo amado:
En esta carne reconstruyo el mundo,
en este cuerpo certifico el tiempo.


© Álvaro Quintero.-