La determinación de Domingo F. Failde por adentrarse de manera definitiva y rotunda en el proceso creador de la poesía erótica con ciertos tintes pornográficos, es sin duda una de las posturas más valientes del panorama poético español de esta primera década del siglo XXI.
Y es valiente no sólo por la transgresión moral de sus versos, que por supuesto existe sin tapujos, y por el retrato psicológico personal y colectivo del Hombre de este principio de siglo XXI, tan temeroso –como ha ocurrido a lo largo de la historia- en desvelar aspectos de su intimidad, que no son tales al coincidir con la gran mayoría de los deseos ocultos de una sociedad ambivalentemente montada sobra las bases de la libertad y al mismo tiempo amordazada en sus instintos naturales. Es valiente, y de hecho el tiempo lo consagrará para la historia de la literatura como el Primer Poeta Erótico de la Postmodernidad , por el hecho de su condición heterosexual, pese a esa corriente subterránea un tanto femenina que existe por las venas de todo artista con alma sensible, tal como él mismo suele afirmar en las mágicas horas de charlas y tertulias.
Curiosamente, desde la antigüedad hasta bien entrado el siglo XX, eran poetas homosexuales, de los dos sexos, los que, unos con más atrevimientos que otros, plasmaron en sus poemas sus vivencias sexuales y sus necesidades de identificarse con sus verdaderas condiciones de ser, en lucha continua con la moral que tanto los gobiernos como las instituciones eclesiásticas imponían desde el poder.
Y ya desde la década de los 70 del pasado siglo, por esta lógica rebelión de la mujer a tantos siglos de dominación machista, aparecen en el concierto de la poesía occidental, concretamente en España y en los países sudamericanos, con mención especial a Argentina, México, Guatemala y Uruguay, una pléyade de mujeres tanto lesbianas como heterosexuales, entre la que cito a Ana Rosseti, Blanca Andreu, Dolors Alberola, Ana Istarú, Clara Janet, Noemí Ulla, Rosa Cedrá, Dina Posada, Aleyda Quevedo, Alejandra Correa y la explosiva transgresora argentina Irene Gruss.
Incluso, aunque ya con menos salidas de armarios poéticos, continúan escribiéndose y editándose poesía erótica, escrita por homosexuales de los dos sexos, muchos de sus poemas de gran belleza formal y profundo contenido. Sin embargo, cuando los escritores heterosexuales tratan de exponer sus experiencias eróticas, prácticamente la gran mayoría, siguiendo la corriente literaria del Marqués de Sade, Giacomo Casanova y Henry Muller, por citar a un trío de ases, lo hacen a través del género narrativo, como se pudo constatar, por ejemplo, en la mayoría de los títulos editados por la editorial Tusquets en su famosa colección La sonrisa Vertical.
Y aunque no es mi intención en este artículo o reseña del libro Carnalia de Domingo F. Failde, ejercer una somera crítica literaria del mismo, hago referencia explícita a unos fragmentos de la correspondencia que mantuvo la poeta de ascendencia española Anaïs Nin con Henry Miller, por lo que tienen de reveladores con respecto a las excelencias literarias encerradas en el libro que nos ocupa, Carnalia: …No sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual, excluyendo los aspectos que son el combustible que la enciende: intelectuales, imaginativos, romántico,. emocionales. Esto es lo que le da al sexo su sorprendente textura, sus transformaciones sutiles, sus elementos afrodisíacos. Usted reduce su mundo de sensaciones, lo marchita, lo mata de hambre, lo desangra. Si nutriera su vida sexual con la toda la excitación y aventura que el amor inyecta a la sexualidad, sería el hombre más potente del mundo. La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. Usted está viendo extinguirse su llamita asfixiada. La monotonía es fatal para el sexo. Sin sentimientos, inventiva, disposición, no hay sorpresas en la cama: El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, velos, envidias, todos los componentes del miedo, viajes al extranjero, nuevos rostros, novelas, historia, sueños, fantasías, música, danza, opio, vino…
Como si nuestro poeta Domingo F- Failde hubiera estado instalado antes de nacer en el mismísimo Trópico de Cáncer y hubiera seguido los consejos de Anaïs antes que Henry Miller para plasmarlo en el género de la poesía.
Pero como ya dije que no era mi intención en esta reseña hacer una crítica al uso, termino afirmando que Carnalia consagra a su autor, Domingo F. Failde, como el Primer Poeta Erótico de la Postmodernidad Española , de condición heterosexual. Condición que hoy en día, por estar más de acorde los deseos ocultos con los postulados, aparentemente libres, de las doctrinas del Poder, requiere la sinceridad y la valentía de quien la poesía es para él su destino, su voz y su amada.
EN ESTE NUEVO SIGLO DE CAMELIAS TRONCHADAS
Debo corregir la semántica de tu mirada, bisturí
y rosa, con la que me robaste las dulces noches.
Necesito reposar, antes de la alborada, el deseo
y la fantasía que me ofrecían tus punzantes pupilas:
ojos que a un metro de mi cuerpo despedían
aromas a claveles rojos y sexos de palomas.
Como si vieras en mí el paisaje de otros siglos,
la cortina de nieve que alumbra los senderos,
la mano cortés que te enciende un cigarrillo
o el maduro limonero donde aplacar la sed.
Necesito cambiar los signos de tus párpados
cuando un viento secreto los cierre para soñar,
antes que, desesperado, conecte por norma
con el canal nocturno del vidrio y la lujuria,
y un falo y unos labios, en primerísimo plano,
me transporten a la cruda realidad del deseo.
Figúrense, lectores, qué solo y desnudo me hallo
en este nuevo siglo de camelias tronchadas.
© Mariano Rivera Cross.-